La magia del tejido ancestral corre por las manos de Alejandra y Valentina Araque, sus dedos se entrelazan con los hilos de colores que van dejando fluir entre los palitos de cedro, que fuertes sostienen el entramado del tejido desde que comienza en un pequeño ojito de Dios hasta que se convierte en una gran mandala.
Como es bien sabido las mandalas son representaciones simbólicas espirituales y rituales del macrocosmos y microcosmos, especialmente en el hinduismo y el budismo. Su significado hace referencia a la rueda o círculo en sánscrito y tiene origen en la India. Pero más allá de su definición para las hermanas Valentina y Alejandra Araque las mandalas tejidas son una forma de ver la vida, de dejarla fluir, de alimentar el alma, pero además son su emprendimiento.
“Este tejido lo aprendimos en México con algunos artesanos. Nos dimos cuenta de que los jóvenes estaban olvidando el arte ancestral de tejer. Entonces decidimos unir nuestro gusto por las mandalas y emprender haciéndolas tejidas”, explicó Alejandra.
Hoy este pasatiempo se llama Pal’Alma Mandalas y hará parte del espacio Confiar en la juventud del Bazar de la Confianza de Duitama.
“Las mandalas son hechos con palos de cedro, que es más resistentes y utilizamos hilos de macramé. La mándala se hace a partir de dos jos de Dios y usamos diferentes tipos de tejidos, los que nos vayan saliendo, los dejamos fluir. Luego de dos años de trabajo, además de las mandalas de diversos tamaños, tenemos accesorios personalizados y colgantes para celular”