Hace 18 años Yamile Siempira aprendió a hacer vinos. Los hacía para consumir en su casa o para algunas reuniones con amigos. Aunque siempre la alentaban para comercializarlos, solo hasta hace 4 años se animó a mostrar su producto más allá de su casa.
Luego de definir el nombre en honor a la cabaña donde habita con su hija y su esposo en Duitama, en el barrio el Progreso, comenzó a asistir a los mercados verdes con el vino de arándanos, que hoy es el sabor insignia de su emprendimiento; luego experimentó con uva y con uchuva y vio como cada vez tenían más aceptación.
“Son vinos 100% naturales, lo que hace que conserve las propiedades de la fruta, o sea que además de ser un gran acompañante, traen beneficios para la salud, por ejemplo, una copa diaria de vino de arándanos ayuda a mantener bien el corazón, pero si el problema es de despecho es mejor la botella entera”, sostiene Yamile entre risas.
Asegura que sus sabores no son tradicionales, ya que le gusta experimentar con las frutas. Si desean conocer más de vinos la Cabaña el próximo 16 de octubre estarán en el Bazar de la Confianza, en el espacio de Mercados solidarios.