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Un tenue olor a bebida aromática se esparce lenta y sostenidamente en el espacio donde Salo, Laura y Martha crean sus prendas de vestir teñidas con la savia de las plantas y estampadas botánicamente sobre fibras naturales como el algodón, la lana o el lino. 

Hebras salvajes, le llaman a su emprendimiento. Una aventura que comenzaron en julio de 2022 y que presentarán en el espacio de Ecologías de lo Cotidiano el 14 de julio durante nuestro Bazar de la Confianza.

Salo Betancur y Laura Cuadros iniciaron el proyecto del laboratorio textil en San Antonio de Prado, impulsadas por el amor de la creación con las manos y los procesos lentos y amigables con el medio ambiente. Consideran todo ello como un “artivismo textil”, ya que involucran, en esa exploración artesanal y creación textil, otras artes como la fotografía y la pintura. Sin dejar a un lado el bordado y el foto bordado que también hacen parte del proceso creativo.

Al sueño, se les unió Martha Lía Arango, madre, artesana, costurera y escultora. Con ella iniciaron una serie de talleres con mujeres de todo el Valle de Aburrá, tratando de atraerlas a esa nueva forma de arte que hace que la moda no sea algo netamente agresivo y económico; urgente y vanidoso. Le apostaron a la creación de prendas exclusivas y sostenibles, hechas con todo el amor, la pasión y, sobre todo, la paciencia que debe gobernar a todo buen artista.

En Hebras salvajes se hacen blusas, pañoletas, faldas y pantalones con acabados originales y novedosos, todo con técnicas de teñido natural, un proceso largo que implica utilizar fijador de color como lo es un mordiente, hervir en agua y esperar un día para continuar con el tratamiento de la tela. Los teñidos los sacan de las plantas, pero sólo toman lo necesario, respetando la generosidad de la naturaleza, de la Pacha Mama.

Salo es estudiante de Licenciatura en Artes Plásticas, también es fotógrafa y siempre ha soñado con tener un jardín propio y un laboratorio más grande en su natal San Antonio de Prado. Laura es madre, socióloga, costurera y artista textil. Las tres son feministas y ese discurso político y reivindicativo, tratan de plasmarlo en cada una de sus acciones y creaciones.

“Todo comenzó como un sueño de dos amantes de los procesos artesanales, el bordado y lo textil. Queríamos y aún queremos convertir el quehacer textil en un asunto colectivo. Empezamos con un espacio de seis encuentros con mujeres, en los que ofrecimos charlas sobre foto bordado; remiendo y reparación de prendas a través del bordado con plantas sanadoras; narrativas textiles; bordado intuitivo sobre hojas; más dos encuentros de pigmentos naturales e impresión botánica. De ahí el laboratorio tuvo un cambio y mutamos un poquito. Entendimos que había otros lenguajes de la impresión botánica sobre textiles y, de manera autodidacta, fuimos aprendiendo”, narra Salo, quien a sus 23 años de edad, aún deja asomar la niña llena de asombro que lleva en su interior.

Al Bazar de la Confianza llegaron a través de una convocatoria. Se presentaron con mucha ilusión y fueron elegidas para el espacio de Ecologías de lo Cotidiano. Están felices, pues en el Jardín Botánico, el 14 de julio, podrán dar a conocer su proyecto, que consiste en la creación y comercialización de prendas de vestir. Rescatar los saberes tradicionales que fusionan la naturaleza con lo téxtil y que generan relaciones más conscientes entre las personas y la moda.

“Estaremos realizando talleres sobre la técnica de estampación Hapa Zome. La gente tendrá la oportunidad de estampar sus propias pañoletas. Vamos a reflexionar sobre la importancia de realizar, reivindicar y visibilizar procesos más amigables y responsables con el medio ambiente en el mundo de la moda”, anuncia Salo, a quien la vecindad con las montañas de San Antonio de Prado le ha permitido desarrollar un amor inquebrantable por la naturaleza. Además, todos en su familia son artistas.

Salo, la joven que dejó volar sus sueños para que los aromas y los vientos de la naturaleza los hicieran realidad, expresa que todos “soñamos con poder intercambiar nuestra experiencia con otros proyectos afines. El Bazar de la Confianza nos ayudará mucho a potenciar nuestro proceso, a darnos visibilidad en el entorno, y nos permitirá conocer a otras personas y hacer enlaces con otras propuestas”. 

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