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Desde un mirador en lo más alto del barrio Doce de Octubre, en el noroccidente de Medellín, se ven los colores de los zanqueros que brincan al ritmo del golpe de los tambores.

Es la alegría de la Comparsa Luna Sol, que desde hace 25 años le rinde tributo a la vida y que a través del arte encontró la mejor forma de resistir de los embates de la violencia de los años 90 en una ciudad convulsionada, donde poco importaba la vida.

Jorge Duván Blandón, mientras recorre las mismas calles que camina desde niño, recuerda cómo en 1996 un grupo de jóvenes decidió armar un carnaval para decir “no más violencia” y se atrevió a cruzar incluso aquellas fronteras invisibles impuestas por algunos pocos para llegar hasta los barrios donde se tenía prohibido ir.

De esa fiesta nació la comparsa que le rinde tributo a Soraya Cataño, una joven estudiante de artes y zanquera, quien se vestía de Luna para bailar y saltar por su barrio, pero que fue asesinada en 1991.

“Hoy somos un grupo base de 40 artistas, pero con los estudiantes de los talleres y procesos formativos somos más de 120 personas en la corporación que ha creído en el arte como modo de resistencia ante la violencia”, dijo Jorge. 

En esta comparsa no hay edad, hay niños desde los 8 hasta los 200 años, tal y como dice uno de sus fundadores. Todos los días se reúnen para ensayar, definir y afinar los bailes, para crear los conceptos de los trajes, para replicar el cantar y el sonido de los tambores que enamoran a más niños y jóvenes en una zona antes recordada por el dolor y el miedo.

“El arte se convirtió una gran opción para aprovechar el tiempo libre de los niños y los jóvenes, pero también como una opción de vida para desarrollarse como persona y hacer tejido comunitario”, aclara Jorge.

Esa misma alegría ha recorrido el Desfile de Mitos y Leyendas, la Feria de las Flores y distintas ferias del país, y que este domingo llegará hasta el Jardín Botánico para darle color al Bazar de la Confianza.

“Tenemos la energía de los tambores, la fuerza del baile, de los zancos y los trajes. Nos gusta robar una sonrisa a través del arte y poder ser como se es”, eso es la Comparsa Luna Sol, una alegoría a la vida.