Los asistentes al Bazar de la Confianza disfrutaron de una gran variedad de muestras artísticas de mano de la Corporación Cultural para el Desarrollo Arlequín y los Juglares, un sueño que empezó en el año de 1972, cuando Óscar Manuel Zuluaga Uribe conformó el grupo de teatro de títeres, llamado Arlequín.
Ese año, en octubre, este pequeño grupo de teatro tuvo su primera presentación en la escuela Divino Salvador, con la obra titulada “El leñador y el espíritu de las aguas”. Desde aquel entonces han transcurrido 47 años generando espacios en los cuales los títeres, luces, colores, actores, trovas, tiples y guitarras han sido protagonistas.
En Bogotá, en los bajos de la tribuna oriental del estadio Atanasio Girardot, en el barrio Las Palmas o en Aranjuez, Arlequín y los Juglares se robaron miles de sonrisas, las cuales se replicaron en pasado 21 de julio, cuando llenaron de encanto el espacio de Artistas itinerantes en Jardín Botánico.
La chispa que ha mantenido viva esta idea no ha sido fácil de mantener, pero ahí está, más brillante que nunca y Óscar, que por cuestión del verso improvisado es conocido como el Juglar, se enorgullece por todo lo que la Corporación Cultural ha conseguido: una escuela itinerante de arte, libros publicados en diferentes idiomas, más de 10 volúmenes de su propia revista, giras por el mundo pero, sobre todo, la convicción de que hay Juglares para rato.