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La confianza es hermana de la esperanza. EL Bazar es punto de encuentro y partida entre quienes seguimos insistiendo por hacer realidad la UTOPIA. Por primera vez sentí en lo más profundo de mí ser que la cofradía es posible.

Lo hemos dado todo, por la placidez, el descanso, la tranquilidad de muchas personas este domingo resplandeciente, por el sol y la luna que nos iluminó, por los ojos que reflejaron la claridad de corazones y la transparencia de las conciencias que se entregaron para dar y recibir en este punto de encuentro y partida de intercambio cultural.

Solo se puede amar lo que se habita, nos recuerda la Casa Morada, también la Corporación Cultural Nuestra Gente al disponer para todos la Casa Amarilla, y CONFIAR que se ha convertido en la casa grande que nos acoge para habitar y manifestar ese amor nítido que compartimos próximos y lejanos en la construcción de fraternidad. Seguimos construyendo las casas multicolores para que habiten en lo cotidiano las personas en familia, organizaciones y entidades que se dan lugar a las diversidades, a las pluralidades, a los desatinos de estar sin censura manifestando lo que se piensa, estando en desacuerdo con lo establecido para ser y estar de otra manera. El día del Bazar de la Confianza es maravilloso para encontrarse con gente querida que le apuesta a otras formas de hacer sociedad, alternativas que son luz de esperanza para nuestro país.

Se nos agotan las palabras para describir lo que vivieron las 21 mil personas participantes en el 15a Bazar de la Confianza, organizado por CONFIAR COOPERATIVA FINANCIERA, LA FUNDACION CONFIAR y las organizaciones articuladas en redes. De distintos lugares de Colombia y del mundo vinieron gentes a vivenciar y disfrutar este acontecimiento; entre otros estuvieron personas de Granada Meta, Bogotá, Usme Cundinamarca, Yopal Casanare, Pereira, de Salamina Caldas; de Antioquia: Apartadó en Urabá, Fredonia, Andes, Támesis, Jericó, municipios del Oriente Antioqueño, Medellín y sus corregimientos, de Caldas, La Estrella, Sabaneta, Envigado, Itagui, Bello, Copacabana, Barbosa; asociados visitantes residentes por fuera de Colombia, y personas que se conectaron virtualmente a través de la página web del Bazar. Miles de personas que estuvieron dichosas de volverse a encontrar. No alcanzó el espacio y el tiempo para tanto abrazo, porque eso es el Bazar, es confiar en la gente, la vida, los amigos y los sueños; es compartir, es tejer lazos de confianza y semilla viva del hoy y del mañana a la vez que se manifiesta en obras la ciudad y el campo soñados, reafirmando expresiones de vidas, de siembras, sentido de creación humana para permanecer y trascender.

Muchos momentos de encuentro y amistad configuran la confianza. Hemos comprendido la responsabilidad grande de hablar de confiar donde se impone la competencia a toda costa; hemos propuesto cambiar el competir por el compartir, solo así podemos confiar en nosotros mismos y proyectar la confianza en el otro, el “sí mismo” es un espejo del “tú mismo”. Estamos contribuyendo a generar ambientes de confianza y lograr tener una sociedad resistente, vigorosa y saludable. Por primera vez sentí en el alma que la cofradía es posible.

Esta fiesta es reflejo de que si es posible CONFIAR EN LA CULTURA para ampliar visión, valorar, ser y hacer de manera diferente cubriéndonos del colorido y la inclusión de la cultura CONFIAR como paradigma de transformación.

Estamos orgullosos de ser gente de CONFIAR porque nos permite viajar en el tiempo y en el espacio, dueños de símbolos, ficciones y realidades.

Martha Lucía Restrepo Brand
Este artículo recoge el sentir y pensar de personas que habitaron el 15a Bazar de la Confianza. Junio 29 de 2014

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