Investigador social y cooperativista Colombiano,
creador del colectivo ECOIBEROAMERICANA
Las crisis del mundo contemporáneo no sólo se manifiestan a través de los nudos problemáticos que afectan la calidad de vida de los sectores y las clases sociales subordinados, sino que están incluyendo la presencia de fenómenos que resaltan la movilización de la energía comunitaria en una gama diversa de acciones y organizaciones, las cuales, además de hacer evidentes formas de resistencia y crítica, colocan sobre el tapete de la historia cotidiana de los pueblos y comunidades un elemento constitutivo de la naturaleza humana, personal y colectivo, que hace parte de la memoria histórica, y que reaparece creativamente renovado para jalonar nuevas maneras de existir, de organizar la economía, de pensar la sociedad, el mundo y el ser humano, de relacionarnos con los otros, de pensar nuevas utopías (o retomar las que todavía no han tenido una oportunidad sobre la tierra), de sentirnos y ser, en pocas palabras: de vivir lo comunal.
Ese fenómeno es la SOLIDARIDAD, concebida como la conciencia, el conocimiento y la voluntad de juntarnos y trabajar unidos, en función de problemas y proyectos comunes.
Por su naturaleza, el contenido de la Solidaridad puede actualizarse y actuarse en todos los escenarios de la vida humana: en lo político, lo económico, lo social y lo cultural; esto quiere decir que podemos actuar solidariamente para decidir los rumbos de nuestra sociedad nacional, local o regional, profundizando y construyendo la democracia participativa. Así mismo significa que desde la solidaridad se puede emprender una forma de organización económica, en la cual despleguemos la energía comunitaria en la realización de relaciones económicas de cooperación, reciprocidad, comensalidad y donación, para el logro de objetivos comunes, relacionados con las necesidades, aspiraciones y deseos propios del ser humano y de las colectividades que formamos: las necesidades físicas, las individuales o de autoconservación, las de convivialidad y las espirituales.
Pero además, el ser y actuar solidariamente dentro de las comunidades a las que pertenecemos, constituye el “cemento social” que permite construir las identidades, el sentido de pertenencia y el compromiso, como manifestaciones concretas de nuestro carácter de seres sociales y de la cohesión social que necesitamos para el desenvolvimiento cabal de nuestra naturaleza humana.
Otra proyección de la solidaridad se dirige hacia la dimensión cultural, para proveer a hombres y mujeres y a los colectivos que conforman, de valores éticos, comportamientos, imaginarios e ideologías que le apuestan a la convivencia, al respeto al otro y a las alteridades y diferencias que nos hacen iguales; la solidaridad en la dimensión cultural, le apuesta al pensamiento creativo que nos va a permitir una intervención eficiente en las transformaciones que se precisan para que solidariamente logremos el fin último de los seres humanos y las sociedades que han creado: la felicidad de todos y todas.
Pero la SOLIDARIDAD precisa escenarios, es decir, necesita que se establezcan espacios en los cuales ella pueda desplegar todas sus potencialidades, y se expresen sus diferentes formas de existencia y práctica; dos de estos escenarios son LA ORGANIZACIÓN y LOS ENCUENTROS.
En el primero, la Organización, lo solidario consigue experimentar los necesariosprocesos de unificación que dan vida coherente a las acciones humanas, garantizando la comunidad de objetivos, de proyectos y de fuerzas, y la posibilidad de canalizar adecuadamente la energía comunitaria.
En el segundo, los Encuentros, la solidaridad tiene la ocasión de expandirse y cualificarse a través de la confrontación de la diversidad que debe distinguirla, exhibiendo sus distintas maneras de pensar, hacer e identificar los acuerdos solidarios en el arte, la cultura, los procesos económicos, la acción y el ideario políticos, la organización social.
El BAZAR DE LA CONFIANZA, expresión del proyecto social y cultural que sustenta a CONFIAR COOPERATIVA FINANCIERA, y que ha promovido y organizado durante 6 años la FUNDACIÓN CONFIAR, en calidad de “brazo estructurante” de la cooperativa, constituye la manifestación concreta de los escenarios que son imprescindibles para que la Solidaridad pase de su carácter de recurso potencial de hombres, mujeres y colectivos, a ser factor de construcción del tejido social y la identidad comunitaria, del ejercicio de la democracia participativa, de la configuración de la cultura solidaria y del impulso de la economía y el desarrollo a escala humana.
Como punto de encuentro y de organización este evento lo percibo como el escenario de construcción del proyecto solidario de Antioquia, pues las diferentes señales que se perciben en su proceso de diseño y en su ejecución, hacen evidente que lo que allí se “cocina” no es una simple concurrencia de acciones y vocaciones económicas, culturales, políticas y sociales de organizaciones comunitarias, cooperativas, clubes de mercado, natilleras, asociaciones mutuales, grupos artísticos, etc., sino que el BAZAR DE LA CONFIANZA, constituye una demostración de fortaleza de la Economía Solidaria, que permite ver, a quienes tienen ojos para hacerlo, cómo funciona realmente la energía comunitaria cuando se convierte en SOLIDARIDAD, por cuanto allí, en medio de muestras de producciones artesanales (que hacen retornar la buena energía humana a postres, golosinas, dulces tradicionales, a elementos de juego y ornato familiar que la “gran industria” estandarizó hasta desnaturalizarlos, al convertirlos en cosas sin alma, “sin gente adentro”), de actividades lúdicas y artísticas que hacen tornar los juegos y la creatividad del arte a espacios horizontales en donde los espectadores dejan de serlo para ser actores, y entonces sonreír, y pensar, y participar; en el Bazar, entre los toldos, las carpas, los areneros para niños, las bombas de colores, los cuenteros, los libros de usado, y los nuevos que hablan de Economía Solidaria, de los mimos, de las obras de teatro, de los laboratorios de reciclaje, en el centro de todo eso, y de muchas más que ocurren y concurren durante un día, mientras se “consume” comunidad solidaria, pero en lo fundamental, allí entre los hombres, mujeres, niños y veteranos de la vida y el trabajo, que llenan el rostro de asombro cuando traspasan las puertas del Jardín Botánico, se percibe una verdad de a puño que se ha venido construyendo a lo largo de 6 años:
Que la solidaridad cuando se actúa, se organiza y se encuentra consigo misma y con la comunidad que la hace, termina por jalonar un reencuentro con la UTOPIA que por ancestral no deja de ser el fin último de la economía y la vida social: LA FELICIDAD DE TODOS, concebida como la satisfacción libre y autónoma de las necesidades, deseos y aspiraciones, derivadas de las dimensiones constituyen la naturaleza humana.
A manera de epílogo, o de conclusión necesaria, quisiera señalar que el proceso que da continuidad al BAZAR DE LA CONFIANZA, precisa agregar algunos elementos que posibiliten consolidar su naturaleza como punto de encuentro y organización del proyecto de la Economía Solidaria del departamento. Tres de estos, podrían ser los siguientes:
1. Fortalecer la dimensión económica y productiva del Bazar, impulsando procesosde organización que tiendan a construir circuitos económicos solidarios, de tal manera que este encuentro anual se constituya en punto de llegada y de partida del proyecto solidario, al generar un perfeccionamiento y desarrollo de esta dimensión, pero asociada a un trabajo permanente, que vaya aglutinando las unidades productivas, garantizando que el encuentro y la organización es para siempre, y no para un día.
2. Fortalecer la dimensión cultural, creando un discurso que sistematice los significados que poseen las distintas manifestaciones que hacen presencia en el Bazar, y construir así los significados ideológico, axiológico, existencial, político, económico y social del evento. El Bazar debe hacer parte de los imaginarios culturales que conviven con la Economía Solidaria, todo el tiempo, es decir: debe estar en la agenda cotidiana de las personas y las organizaciones que le apuestan a estar y vivir este encuentro.
3. Crear una arquitectura de organización que vaya cualificando el proceso decisorio del Bazar, en términos de vincular más personas y organizaciones, de manera que la Fundación y Confiar lleven sus funciones a una justa medida, pero que el compromiso sea de todos los que concurren en este punto de encuentro.
Finalmente: El Bazar de la confianza es un montón de risas, de sueños que retornan después de letargos producidos por la rutina, de gentes que llegan en busca de sí mismas y de los otros; es una prueba de que la convivencia, la paz, la solidaridad, sólo son posibles cuando la comunidad encuentra unos escenarios en donde pueda dar rienda suelta a su utopía.